lunes, 26 de marzo de 2012

LOS DATOS SOBRE JESÚS DE NAZARET

Si antes nos preguntabamos sobre muchos datos que desconocemos sobre la vida de ´jésus, a continuacion les dejo un texto con la información mas detallada de él.


¿Qué sabemos sobre Jesús?

Jesús de Nazaret nació aproximadamente el 7 ó 6 a. C, unos años antes de la muerte del rey Herodes el Grande (que murió el 4 a.C.). Los Evangelios colocan su nacimiento en la ciudad de Belén. Era un pequeño pueblo con un número reducido de habitantes. La tradición unió este lugar al rey David. Él era reconocido como el ejemplo de un gobernador fiel a los planes de Dios. Jesús creció en el seno de una familia rural judía. Los Evangelios nos informan que su madre, María, siendo virgen, concibe a Jesús por obra del Espíritu Santo. Es José quien asume la tarea de padre y, así, garantiza la descendencia legal de Jesús. A José se confía, junto con María, la primera educación de su hijo.
La vida de esta familia se desarrolló en un pequeño pueblo llamado Nazaret, su lugar de procedencia. El Evangelio de S. Mateo nos dice que el traslado a Nazaret se produjo después de una estancia en Egipto para escapar de la persecución de Herodes el Grande. Éste, por miedo a que Jesús pudiese arrebatarle el trono, decidió matar a todos los niños pequeños nacidos en Belén para asegurarse de que el hijo de María no quedara con vida. Es lo que conocemos como matanza de los Inocentes.  
Nazaret era un lugar insignificante en la región norteña de Galilea. En la misma zona se encontraban otras ciudades importantes como Tiberias o Séforis, pero Jesús creció en un pequeño pueblo y, por lo que sabemos de los evangelios, no se movió con frecuencia por esos núcleos urbanos. La vida de Jesús se desarrolló durante bastante tiempo en ese lugar sin hechos llamativos.
Pasado este período, Jesús se sintió atraído hacia el movimiento de Juan el Bautista. Éste había iniciado su misión en la región del valle del Jordán hacia finales del año 27 ó comienzos del 28 d. C. Según nos cuentan los textos evangélicos, Jesús se hizo bautizar por el propio Juan. Jesús pronto emprendió su propio camino dando comienzo a su vida pública en la primera parte del año 28 d.C., cuando tenía unos 33 ó 34 años de edad. 
Alternó su actividad entre su Galilea natal y Jerusalén. Acudió a Jerusalén con motivo de las grandes fiestas, cuando las multitudes de peregrinos le permitían tener un amplio auditorio al que hacer llegar su palabra. Esa tarea duró dos años y unos pocos meses.
En este tiempo combinó la predicación y la acción curativa con los enfermos. Su anuncio se centró sobre todo en lo que él llamo el «Reino de Dios» o «Reino de los Cielos». Sirve para expresar un modo de vivir en el que se va realizando en la humanidad el proyecto de Dios. Para explicarlo utilizó muchas parábolas. Las parábolas eran narraciones breves y sugerentes en las que la imagen y la comparación ayudaban a comprender el sentido del mensaje que Jesús quería transmitir. Si nos fijamos en las parábolas que hacen referencia al «Reino de Dios», éste aparece representado de modos variados. Es como un «grano de mostaza», es decir, algo pequeño que es capaz de crecer en el corazón del hombre y en la realidad del mundo. Se parece a un «tesoro», porque encontrarlo produce una gran alegría por la que se está dispuesto a dejarlo todo. Se puede comparar a una «red de peces», que separa entre los que lo aceptan y los que no lo hacen. 
Pero Jesús no se limitó únicamente a predicar. Sus gestos y, sobre todo, su acercamiento a los enfermos, a los marginados y a los pobres lograron despertar mucho entusiasmo y esperanza entre todos los que sufrían. Su palabra logró un gran éxito entre las multitudes, apoyada sobre todo por los gestos milagrosos y las curaciones que realizaba. La confianza con la que se le acercaban los más necesitados crecía porque Jesús en su enseñanza presentaba a Dios como un padre que acoge y perdona a todos. Muchas parábolas le sirvieron a Jesús para comunicar esto: «la oveja perdida», «la moneda extraviada», «el hijo pródigo»... Y su comportamiento se convirtió en un ejemplo de lo que predicaba: «la acogida de Zaqueo», «la misericordia hacia la mujer pecadora», sus «comidas con los pecadores»…
Su acción fue generando la formación de un grupo más cercano al que terminó eligiendo como compañeros y testigos de sus obras y como discípulos de su mensaje. Dentro de este grupo ocuparon un puesto especial los Doce Apóstoles. Y, dentro de ellos, desempeñó un papel fundamental Pedro, pero también Santiago y Juan.
Poco a poco, su predicación y su comportamiento benévolo hacia los publicanos (que eran recaudadores despreciados por colaborar con el imperio romano) y hacia los pecadores hizo que las clases religiosas de más influencia (sobre todo los fariseos y los saduceos) se le enfrentaran. Y él empezó a comprender que estaba arriesgando su vida. El año 30 d. C., encontrándose Jesús en Jerusalén con ocasión de la ya próxima fiesta de Pascua, entendió que la oposición hacia él de las autoridades del templo estaba llegando a su punto crítico. Su gesto de expulsar a los mercaderes del santuario y volcar las mesas de los cambistas, necesarios para los sacrificios, hizo que todo se desatara en contra suya. 
Celebró una solemne cena de despedida con su círculo de discípulos más íntimo en la noche del jueves 6 de abril, según nuestros modernos cálculos, que era el comienzo del 14 de Nisán, día de la preparación para la Pascua, según los meses lunares judíos. Es lo que nosotros conocemos como Última Cena. En ella no solo se despidió de sus apóstoles, sino que dio comienzo a la celebración de la eucaristía (la misa), que la Iglesia ha seguido celebrando a lo largo de los siglos. 
Tras la traición de uno de sus apóstoles (Judas Iscariote) fue arrestado en Getsemaní en la noche del 6 al 7 de abril. Primero fue interrogado por algunos funcionarios judíos (parte de un consejo que se llamaba Sanedrín) y luego puesto a disposición de Pilato (gobernador romano) a hora temprana de la mañana del viernes 7 de abril. Pilato le condenó rápidamente a muerte por crucifixión. Después de sufrir azotes y escarnios, Jesús fue crucificado fuera de Jerusalén aquel mismo día. Murió en el atardecer del viernes 7 de abril del año treinta. Tenía unos treinta y seis años.
Su muerte supuso un duro golpe para sus discípulos que, en un primer momento, se dispersaron y huyeron esa misma tarde. Pero, a partir del domingo 9 de abril del año 30 d.C., todo lo que había sido tristeza se convirtió en alegría para quienes lo habían seguido. A algunos de ellos se les manifestó vivo y la proclamación de que Jesús había resucitado pasó a ser la seguridad más firme de aquellos hombres y mujeres. 
Este anuncio fue el que reunió de nuevo a los discípulos, que ahora se convirtieron en testigos de Jesús vivo. Este grupo inicial fue el origen de la iglesia que se ha extendido a lo largo de los siglos y que ha llegado hasta nosotros. 
Lo fundamental de los hechos realizados por Jesús y su mensaje fue recogido en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento es la segunda parte del Libro Sagrado de los cristianos, la Biblia. La primera parte recibe el nombre de Antiguo Testamento, consta de 46 libros y nos cuenta toda la historia del pueblo de Israel, desde la creación del mundo hasta el tiempo un poco anterior al nacimiento de Jesús. El Nuevo Testamento, que está formado por 27 libros, nos narra el período de tiempo entre el nacimiento de Jesús y los primeros años de la Iglesia. Dentro del Nuevo Testamento ocupan un puesto especial los Evangelios, que son los escritos que más directamente nos cuentan la vida de Jesús. En la Biblia encontramos cuatro escritos evangélicos:
-El Evangelio según S. Mateo, que fue escrito probablemente en una ciudad llamada Antioquía en torno al año 85 d.C. para un grupo de discípulos que antes de convertirse al mensaje de Jesús habían sido judíos. El Evangelio según S. Marcos, que fue el primero que se escribió, probablemente en Roma, alrededor del año 68 d.C. y fue compuesto para gente que no había sido judía y que, desde otras religiones, se había convertido al anuncio de los Apóstoles. El Evangelio según S. Lucas, que vio la luz aproximadamente en el año 80 d.C. en las cercanías de la actual Grecia, para una comunidad cristiana nacida en aquel lugar. El Evangelio según S. Juan, que fue el último que se escribió (no antes del año 90 d.C), quizás en la misma ciudad que el evangelio de Mateo.
En el Nuevo Testamento se encuentran otros textos, sobre todo las cartas de S. Pablo a las comunidades de cristianos a las que había llevado la predicación. Pablo fue un personaje muy importante en el inicio de la Iglesia. Primero fue judío y persiguió a muerte a muchos cristianos. Pero, una vez que se convirtió a Jesús, se hizo un apóstol incansable y ayudó muchísimo a que creciera la Iglesia.

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